miércoles, 8 de agosto de 2012

ABANDONAR A LA PAREJA EN LA PISTA DE BAILE



“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)


por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com

Si el bailarín no agrada a la dama, sea por su manera de danzar o cualquier otra razón, ésta puede disculparse tras el primer tango con un respetuoso «gracias» y abandonarlo en la pista.

«Plantar» a un bailarín en medio de un tango sin razones de peso es algo imperdonable, y el caballero así insultado puede comentar el asunto entre los amigos milongueros para que la dama en cuestión no baile con nadie más.

Por supuesto que si el bailarín hombre no se comporta bailando tango, entonces sí es válido el «plantón» repentino y sin explicaciones.

A la inversa, sucede exactamente lo mismo. Con delicadeza, es válido abandonar a una dama tras el final de cada tango, si ésta no se comporta como corresponde.


© Claudio Madaires, de su libro Uno y el tango


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