miércoles, 16 de enero de 2013

LAS MILONGAS TURÍSTICAS DE BUENOS AIRES EN EL FILO DE LA NAVAJA





“Originario de la orilla de Buenos Aires, con perfecta localización geográfica, empírico, vigente y anónimo, transmitido oralmente y funcional, tiene todas las condiciones requeridas por las mayores exigencias del hecho folclórico… Su nacimiento porteño se sitúa en los “barrios bravos” de Buenos Aires del 900…”

Víctor Jaimes Freyre, Mi buen amigo el Folclore (1963)




por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com




Aunque nunca fui afecto a viajar mucho fuera de Argentina, estuve varios años en Ecuador, país maravilloso y amante del tango. Me retuvo el país mismo, su gran capital, Quito, y otras muchas ciudades deseosas de entender mejor el tango folclórico de Buenos Aires, el tango humilde, de barrio.

Di clases y exhibiciones de tango en Ecuador todos esos 7 años. Aunque con base de operaciones en Quito, recorrí con el tango muchas otras hermosas ciudades ecuatorianas como Guayaquil, Machala, Esmeraldas...

Como la nostalgia del lugar de nacimiento de uno es todopoderosa, un día quise volver por más tiempo que vacaciones de un mes al año a mi ciudad natal, Buenos Aires. Estoy en ella desde hace apenas 3 años.

Las cosas cambiaron drásticamente en la Capital Mundial del Tango. No hay casi extranjeros en las milongas «turísticas». El negocio no funciona como antes.

En las décadas de 1990 y comienzos de la del 2000, hubo un gran afluente de visitantes de todo el mundo a las milongas turísticas de Buenos Aires. Parecía un negocio redondo y perpetuo, dado que hablar del tango es hablar de Buenos Aires. Pero yo sabía que el asunto comercial no iba a durar; estaba seguro que en pocos años los turistas dejarían de venir al Buenos Aires.

Porque los turistas se quejaban una década atrás. Se quejaban de los espectáculos «for export» donde no aparecían bailarines milongueros porteños mostrando lo auténtico de Buenos Aires, sino jovencitos y jovencitas sacados como de una galera haciendo piruetas samtimbanquis con música ajena a la tradición porteña; porque aparecían algunas supuestas «orquestas de tango» que no ejecutaban otra cosa que una especie de música alienígena etiquetada como «tango» inventada nadie sabe si en el Bronx, en Birmania o algún satélite de Júpiter...

Las milongas turísticas actuales están vacías de turismo extranjero.


Los malos comerciantes pensaron que podían malvender una cosa por otra, dando «gato por liebre».

Cuando las milongas turísticas transmitan sólo lo folclórico, lo D.O.C. de Buenos Aires, las cosas cambiarán. Los extranjeros pensarán que vale la pena atravesar océanos y gastar sus ahorros para entender el tango real, el popular, en su cuna natal.



© 2013 CAGB "Claudio Madaires".


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